sábado, 23 de marzo de 2013

Danger - Capitulo 30


“Don’t talk to me like that.”- “No me hables así.”


Justin’s Point of View:

Después de darme una ducha, me sentí mucho más aliviado de lo que estaba antes.

Claro, _____ y nuestra sesión intensa de besos calmó mis nervios pero la sensación del agua caliente relajando mis músculos hizo que el sentimiento aumentara.

Envolviendo una toalla alrededor de la parte baja de mi cintura, abrí la puerta del cuarto de baño, salí y entré en la habitación donde cuidadosamente me acerqué a los aparadores, asegurándome de que no despertaba a ____ mientras caminaba.

Una vez que había llegado sin hacer ruido, abrí el cajón que tenía mi pijama dentro, agarrando un par de pantalones de chándal y una camiseta, similar a la que le había dado a _____, dejé caer la toalla al suelo antes de ponérmelo.

Pasando los dedos por mí pelo, dirigí una ultima mirada hacia ____ antes de salir de la habitación y cerrar la puerta suavemente detrás de mi.

Avanzando por las escaleras, me encontré cara a cara con todos los chicos sentados en el sofá, Bruce era uno de ellos. Suspiré. Esto iba a ser interesante…

Lamí mis labios. “Hey”, me mordí el labio, preguntándome como todo el mundo iba a reaccionar, pero lo único que conseguí fue un silencio antes de que Bruce tomara la palabra.

“¿Cómo lo llevas?” Me miró hacia mi, cuando me miró a los ojos lo único que veía era sinceridad.

Me encogí de hombros. “Bien, supongo.” Me senté en la silla, mirando a mí alrededor a los chicos.

“¿Cómo esta?”, Preguntó bruce unos segundos mas tarde. Levanté mi cabeza en modo de alerta.

“John nos dijo lo que paso”, se aclaró la garganta, removiéndose en su silla.

Asentí con la cabeza, mirando a John para asegurarme. Cuando me dirigió una mirada que simplemente decía que lo había hecho, mire por encima a Bruce. “Ella esta un poco agitada pero esta bien, en su mayor parte...” Hice una pausa pensando en como ella lloraba en el baño. “Podría estar mejor.” Me recosté en el asiento.

El asintió con la cabeza. “Lo siento mucho”.

Fruncí mis cejas en confusión. “¿Por qué? No hiciste nada—“

“Si, lo hice.” Bruce sacudió la cabeza. “Fui un poco duro contigo y sobre todo con esa chica que supongo que esta en tu habitación. No sabía lo mucho que significaba para ti, pero esta noche, me abrió los ojos.”

Hurgué en mi asiento. No era mucho de sentimientos, sobre todo cuando se trataba de discutirlo por lo que solo me limité a asentir con la cabeza una vez más.

“Oí lo que él le hizo….” Bruce sacudió la cabeza. “Deberías de habernos llamado. Hubiéramos estado allí en un segundo y nos hubiéramos asegurado de que pagara por la mier*da que la hizo pasar.”

No pude dejar de sonreír nuevamente. Cuando me pasaba algo a mí o a la gente que me importaba, los chicos eran más que atentos, en realidad a ellos le importaba. “Gracias man y lo se, pero pensé que tenía todo manejado-Yo tenía todo manejado hasta que ____ me impidió matar al cabr*on.” No podía dejar de sentir la ira llegar hasta mi.

Debí de haberlo matado a pesar de que ella no quería, pero no me atreví a hacerle mas daño a ella del que le habían hecho.

“¿Por qué no lo hiciste?” Bruce me miró desconcertado. “Cuando John me dijo que lo dejaste vivir, no podía creer lo que oía. ¿Desde cuando dejas a tus victimas con vida?”

“Desde que ____ entró en mi vida.” Y esa fue la verdadera verdad.

Bruce silenciado después de eso, presionó sus labios en una línea firme al escuchar lo que le dije. “¿Esta todavía despierta? Me gustaría conocerla.”

“No, se fue a dormir.” Aparté la vista. Me sentí como si estuviera hablando con mi padre.

“Oh, bueno, cuando se despierte mañana, me gustaría presentarme. Supongo que vas a pasar mas tiempo con la chica?” El me miró.

Sonreí. “No, acabo de pasar por todo esto solo para darle una patada en el cu*lo.” Luché contra el impulso de rodar los ojos, el sarcasmo goteaba de cada palabra que decía.

“No sería la primera vez.” El respondió con elegancia y al instante me quedé helado, mis ojos se rasgaron.

“¿Qué se supone que significa eso?” Escupí.

Bruce se encogió de hombros. “Justo lo que dije.”

Estaba a punto de tomar represalias cuando alguien interrumpió.

“¿Es caliente?” Volví la cabeza para ver a Marcus que me miraba curioso con sus ojos grandes.

Me reí entre dientes. Deje que Marcus hiciera la broma para salir de la situación incómoda. “¿Qué clase de pregunta es esa?”

“Una normal.” El se encogió de hombros. “No puedo dejar que mi chico salga con una jovencita fea. Ahora puedo?” El arqueó la ceja.

Me eché a reír. “Supongo que no”.

Se echó a reír también, en sincronización conmigo. “Entonces responde a la pregunta.”

Justo cuando iba a contestarle, me interrumpió una vez más antes de que pudiera decir una palabra.

“¿Quién es caliente?” Miré hacia arriba para ver a Kayla caminando hacia la sala de estar.

Todo el mundo se quedó en silencio mientras ella simplemente se quedó allí, con los zapatos rojos a juego con el lápiz labial de sus labios. Cambiando el peso de su cadera, ella apretó su mano allí. “¿Y bien?” Sus ojos escanearon a todos los chicos antes de aterrizar en mi.

“Nadie.” Escupí, enviándole en mensaje de que no era de su maldita incumbencia.

Se burló, poniendo un mechón de cabello detrás de su hombro. “Soy parte de este grupo. Creo que tengo derecho a saber de quien están hablando—“

“Si no se trata de ti, no lo tienes,” Le susurré, “y aunque tuviera que ver contigo”, sonreí. “Todavía no te lo diríamos.” Fingí una sonrisa. “Así que, lárgate.”

Ella entrecerró los ojos, frunciendo sus labios. “No me hables así.”

“Puedo hablar contigo de todos los malditos modos que yo quiera, pu*ta.” Susurré, mi voz descendía en un tono frío.

Ella miró a su alrededor, buscando a alguien para que le cubriera. Para su consternación, Bruce se mantuvo en silencio, así como los demás chicos. Ellos sabían que no debían de involucrarse y que sin duda sabían que están antes los amigos que las pu*tas especialmente cuando se trataba de Kayla.

Ella se burló con incredulidad. “Muy bonito chicos. Veo que todos estáis cubriendo su cu*lo como siempre.” Ella negó con la cabeza.

“Acostúmbrate Kayla y no hables con ellos de esa forma si sabes lo que es bueno para ti.” La miré fríamente a los ojos, mostrándole que yo hablaba en serio y no tenía miedo de hacerle daño.

Podría darle una patada en el cu*lo si quisiera y ella lo sabía pero todavía le gustaba jugar a sus juegos estú*pidos.

“¿En serio?” Ella arqueó una ceja.

Cuando asentí, ella se rió cruelmente. “Entonces supongo que no vas a necesitar lo que me mandaste.” Ella sonrió.

Arrugue la cara en confusión. “¿De que estas hablando?”

“Bruce sabe de lo que estoy hablando. ¿Verdad?” Ella movió sus pestañas falsamente en su dirección.

Su rostro se contorsionó acordándose una vez que estaba pensando en ello. “¿Tienes el envío?”

“Si, lo tengo y ¿adivinen que?” Ella hizo una pausa, esperando a que le diéramos una respuesta, aunque sabiendo que no teníamos nada que decir, ella siguió tan rápidamente como pudo. “No os lo voy a dar.”

“¿Qué co*ño quieres decir con que no nos lo vas a dar?” Brucé salto sobre sus pies, sus manos estaban hechas puños.

Ella se encogió de hombros. “Justo lo que dije- No. Os. Lo. Voy. A. Dar y ahí tienes a tu amigo para darle las gracias por ello.” Ella sonrió. “Una vez que tengan un par de pelotas, vengan a hablar conmigo, hasta entonces, no vais a tener nada. Nos vemos luego, chicos.” Ella agitó su mano antes de dar la vuelta sobre sus talones y caminar hacia la escalera.

“¿Qué demonios fue todo eso?” Pregunté.

“Tu jodiste todo, eso fue!” Escupió Bruce, la molestia estaba escrita en toda su cara.

“¿Qué demonios hice?” Tiré mis manos hacia el aire.

“Tu no mantuviste la boca cerrada y ahora no me va a dar lo que necesitamos!”

“¿Y que es eso?”

“La envié fuera para que hiciera un trabajo cuando tu y John se fueron. A pesar de tus problemas personales, todavía tenemos cosas que hacer, así que la envié para conseguir algo que solo ella nos podría dar si mandáramos a alguien con sus habilidades para conseguirlo.”

Asentí con la cabeza, indicando que el continuara.

“Ahora que ella lo tiene, no nos lo va a dar porque tu fuiste lo suficiente retrasado como para entrar en su lista negra.” El negó con la cabeza, pensando en lo que acababa de ocurrir con Kayla. “Tienes que ir a arreglarlo.”

“¿Qué?”

“Ya me has oído. Ve a arreglarlo. No tengo tiempo para esto Bieber. Tenemos que arreglar unas cosas para mañana y si no conseguimos el envío, estamos jodidos. Tu abriste la boca y la enfadaste, ahora lo arreglas.”

Gruñí interiormente. “Esto es una pu*ta mierda.” Escupí.

“¿Si? Bueno espero que hayas aprendido la lección sobre cuando ser un cabr*on y cuando no. Ahora, vete.” Exigió el y le habría enfrentado, pero tenía razón, necesitábamos ese envío.

Me puse de pie, dirigiéndome fuera de la habitación y subí las escaleras, siguiendo los pasos de Kayla todo el camino hacia su habitación. Abrí la puerta y entré. “¿Kayla?”

No hay respuesta.

Suspiré. ¿Kayla, estas aquí?” Cuando no hubo respuesta, de nuevo, estaba cada vez mas molesto y estaba jodidamente cansado. “A la mier*da” gemí volviéndome para salir cuando una voz familiar llegó a mis oídos.

“¿Qué quieres Bieber?” Escupió ella, saliendo del baño con solo una bata. Me mordí el labio, tratando de mantener mis hormonas bajo control.

“Quiero el envió.”

“Es una lastima.” Ella se encogió de hombros.

“¿Es una lástima?” Me reí sarcásticamente. “No creo que entiendas—“

“Oh, lo entiendo y no te lo voy a dar.” Ella cruzó sus brazos tercamente, levantando la barbilla hacia el aire como la perra que es.

“¿Por qué no?” Escupí.

“Porque no quiero y con toda franqueza eres un verdadero idi*ota.” Se mofó ella, con los ojos clavados como chuchillos en los míos.

“No tengo tiempo para esta mi*erda, Kayla tan solo dame el maldito envió y me iré.” Resoplé en un suspiro, deseando nada más que largarme rápido de aquí y comprobar como estaba ____.

Ella negó con la cabeza. “No lo creo.”

Y esa fue la gota final. Acabó con mi paciencia, me lancé hacia delante, agarrando sus hombros antes de fijarla con dureza contra la pared, mi cara estaba a centímetros de distancia de la suya.

Ella hizo una mueca de dolor repentina, mordiendo su labio inferior. “¿Qué diablos?!” Ella gritó.

“Dame el envío Kayla.” Le advertí en un tono bajo, mis ojos se oscurecieron.

Ella negó con la cabeza. “No.”

Agarrándole, incluso con más fuerza, me acerqué más a su cara. “Dame el envío Kayla.”

“No.”

“Bien,” la liberé, dándome la vuelta para empezar a buscar en su habitación. “Voy a tener que encontrarlo yo mismo.” Comencé a tirar todo que veía en mi camino.

“No vas a ser capaz de encontrarlo. ¿Crees que soy tan estú*pida de dejarlo en mi habitación?” Me enfrentó. “Yo no lo creo.”

Gruñí, soltando los elementos de mi mano y girando para mirarla. “Solo dámelo, Kayla!”

Ella sonrió. “Sabes, te ves jodidamente sexy cuando te enfadas.” Ella se mordió el labio, mirándome de arriba abajo.

Me burlé, sacudiendo la cabeza. “Eres una hija de pu*ta bipolar.” Escupí.

Kayla se limitó a sonreír a la vez que ella se lamía los labios seductoramente, girando alrededor de mí. “¿Quieres recibir el pedido?” Preguntó.

Rodé los ojos, sin atreverme a decir una palabra. “Creo que es obvio, Kayla.”

“Entonces te sugiero que me des una razón para dártelo.” Ella se detuvo frente a mí.

Yo arqueé una ceja. “¿Y como puedo hacer eso?”

Ella sonrió, inclinándose más cerca de mí, tan cerca que podía sentir su aliento en mis labios. “Muéstrame lo mucho que deseas el envío,” pasó los dedos por mi pecho hasta la parte baja de mi estómago, deteniéndose justo en la punta de mis pantalones. “Y tal vez considere darte el envío.”

Me lamí los labios, inclinando mi cabeza hacia ella. “¿Y si no lo hago?”

“Nunca lo conseguirás.” Ella se inclinó, presionando sus labios cerca de mi oído mientras manoseaba el borde de mis pantalones de chándal. “Entonces, ¿que dices Bieber?”

Cerré los ojos y respiré hondo antes de abrirlos y alejarme de ella.

Ella frunció el ceño.

Volteando, empecé a caminar alejándome. Cuando me dirigí hasta la puerta, agarré el pomo y miré hacia atrás a Kayla para verla observándome con ojos curiosos. Cerrando la puerta, vi que sus labios tiraban en una sonrisa.
                                                                    
“Sabía que no podrías rechazarme.”

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